El Mediterráneo se caracteriza por su alta diversidad biológica: es uno de los mares más ricos del mundo con respecto a la flora y la fauna, particularmente en la zona costera, con un alto grado de endemismo. Su rica biodiversidad representa del 8 al 9 % de especies de los mares mundiales, hecho notable si se considera que el Mediterráneo representa solo el 0,32 % del volumen total de los océanos del planeta. Hay consenso en que será una de las regiones más afectadas por el calentamiento global, y en su mar ya se está dando un incremento significativo de las temperaturas de las aguas superficiales. Este incremento de la temperatura está comportando un cambio en la estructura y composición de las redes tróficas y una disminución global del tamaño de los peces y de la productividad de sus poblaciones. Por un mecanismo de cascada, todo esto comportará importantes impactos en las poblaciones de predadores terminales, como son los cetáceos y los condrictios.
Los isótopos estables, principalmente los de nitrógeno y carbono, son unos marcadores de uso habitual en animales marinos para la determinación de la composición de la dieta, las relaciones tróficas y el tipo de hábitat utilizado. Esta técnica ha sido ampliamente aplicada a estudios de vertebrados, y el Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Barcelona cuenta con una larga y sólida trayectoria en este campo, tal como lo demuestran las diferentes colaboraciones ya realizadas por este grupo de investigación y el propio Zoo de Barcelona, mediante varias becas PRIC.
La información producida por la presente propuesta constituirá una base de conocimiento que permitirá evaluar y monitorizar cambios futuros en el ecosistema. Este resultado será relevante no solo para la monitorización del impacto del cambio climático en el Mediterráneo, sino también para la conservación de los cetáceos y los condrictios, dos de los grupos de vertebrados más amenazados en nuestras aguas, y también para la gestión de los recursos pesqueros.