¡El 17 de setiembre, a primera hora de la mañana, en el Zoo había movimiento! Como siempre que llegan animales nuevos, todo el equipo está movilizado y expectante. ¡Todo el mundo en su lugar y con muchas ganas de ver a los recién llegados!
En esta ocasión se trataba de siete perritos de las praderas de cola negra, tres machos y cuatro hembras que fueron trasladados por carretera desde el Zoo de Amersfoort (Holanda) hasta nuestro Zoo para hacer compañía al macho que se había quedado solo. Con la llegada de estos siete magníficos, nuestro perrito tiene la compañía que le hace falta como animal gregario que es, y nuestro público puede observar el vistoso comportamiento social de esta simpática especie emparentada con las ardillas. ¡No te los pierdas frente a la instalación de los hormigueros gigantes!
Los perritos de las praderas de cola negra (Cynomys ludovicianus) deben el nombre a su grito de alarma, que recuerda el ladrido de un perro. Viven en América del Norte, distribuidos ampliamente desde el sur del Canadá hasta el norte de México, con una población de muchos individuos, ¡millones! Aun así, cada vez hay menos, básicamente por la fragmentación de su hábitat, por las prácticas agrícolas y, especialmente, por la yersiniosis, o peste selvática, una enfermedad exótica que se encontró por primera vez en perritos en los años cuarenta del siglo XX y que cuando afecta a una colonia, puede llegar a matar hasta el 99 % de sus miembros.
Globalmente, la lista roja de la UICN clasifica la especie como en situación de preocupación menor, sin embargo localmente las poblaciones están muy afectadas —ha desaparecido del 98 % de su distribución original— y se ha puesto en marcha un programa específico para protegerlas, el “Programa de acción para la conservación de las especies (PACE): perritos llaneros (Cynomys ludovicianus y Cynomys mexicanus)”.