Estos días los driles (Mandrillus leucophaeus) del Zoo están muy ocupados “revisando” con gran interés las reformas que hemos realizado en su instalación, una “redecoración” que, como veréis, no tiene una finalidad exclusivamente estética, aunque también.
Para empezar, se han colocado nuevas plataformas hechas de troncos de árbol que mejoran el aprovechamiento del espacio por parte de los animales. Los driles son primates semiterrestres que viven a ras de suelo, pero también comen y duermen encaramados a los árboles de las selvas húmedas de la pequeña área del África tropical occidental en la que viven.
También hemos “tuneado” la pared del edificio en el que se encuentran los dormitorios, uno de ellos visible para el público, como si fuera un barranco, con colores de tierra rica en óxidos, dando al espacio un aspecto más selvático y natural.
Por último, hemos construido un pequeño aguazal que en invierno cubrimos de corteza para que los driles se entretengan buscando semillas —una posibilidad más de estímulo o “enriquecimiento de la conducta”— y en verano pondremos un poco de agua para que jueguen, chapoteen y se refresquen.
A estos nuevos elementos hay que sumarles tres árboles plantados el verano pasado, que deben protegerse para sobrevivir a la intensa manipulación de los driles, y que crean una zona de sombra muy necesaria en esta instalación extra soleada. Todas ellas son actuaciones paisajísticas que aportan más bienestar a los animales y ofrecen al público una imagen más atractiva y más aproximada a los hábitats originarios de este primate.
Los driles del Zoo de Barcelona forman uno de los pocos grupos reproductores en Europa de esta especie en grave peligro de extinción en la naturaleza.