Tortuga gigante de Aldabra
Esta especie era conocida hasta hace poco como Geochelone gigantea. Es originaria del atolón de Aldabra, situado en el océano Índico, donde aún hay una población de más de 150.000 tortugas salvajes. También ha sido introducida en las mismas Seychelles y en otras islas como la Reunión, Mauricio o Zanzíbar.
Es, principalmente, vegetariana, y se alimenta de hierbas y hojas de plantas bajas.
Hábitat Natural
Atolón de Aldabra, en el archipiélago de las Seychelles.
- Distribución / Residente
- Reproductor
- Hivernante
- Subespecies
Grado de riesgo
- Extinta
- Extinta en estado salvaje
- En peligro crítico
- En peligro
- Vulnerable
- Casi amenazada
- Preocupación menor
- Datos insuficientes
- No evaluada
Taxonomía
Características físicas
Biología
Reproducción
Biología
Es uno de los reptiles más grandes que hay en el mundo, ya que los animales adultos alcanzan una longitud media de 120 cm y un peso de 200 kg, aunque se conocen ejemplares excepcionales que han llegado a superar los 160 cm y los 400 kg. Se diferencia de la única especie con la que se puede confundir, la tortuga gigante de las Galápagos, por la presencia de una pequeña placa nucal que esta no tiene.
Tiene la piel de un color gris oscuro a negro, presenta un caparazón prominente y abombado, un cuello largo que la ayuda a alimentarse de las hojas de los arbustos y unas extremidades cortas y robustas. Sus extremidades y su cabeza se encuentran cubiertas de escamas osificadas.
Con un clima seco e inhóspito, en su hábitat del atolón de Aldabra no hay mucha vegetación, y las tortugas ocupan sobre todo los bosques de mangles, donde encuentran sombra y refugio, y las zonas cercanas a la gran laguna central, cubiertas por grandes extensiones de hierba.
Se alimentan preferentemente de hierba, tallos y brotes tiernos. Curiosamente, como la comida no es muy abundante en su hábitat restringido, estas tortugas complementan el régimen vegetariano con la ingestión de la carne de las tortugas muertas de hace poco tiempo que encuentran mientras se desplazan de un lugar al otro.
Su madurez sexual viene determinada por su tamaño, más que por la edad, por eso la mayoría de los individuos se empieza a reproducir cuando alcanzan aproximadamente el tamaño total, normalmente alrededor de los 25 años de edad. El apareamiento se produce a primera hora de la mañana o al atardecer, con el macho que sube encima del caparazón de la hembra y le va dando empujones acompañados de un gruñido de forma intermitente, y se da principalmente entre los meses de febrero y mayo. Las hembras hacen la puesta durante la estación más seca, entre junio y septiembre. Los nidos son pequeños agujeros de unos 25 cm de hondo que ellas mismas excavan con las patas traseras, aunque a veces aprovechan las depresiones protegidas del terreno. El número de huevos varía entre 9 y 25 por nido y el periodo de incubación oscila entre los tres y los ocho meses, dependiendo de la temperatura ambiente.
De hábitos diurnos y terrestres, vive tanto en solitario como en grupos, los cuales tienden a formarse principalmente en pastos abiertos. Están más activas durante las mañanas, momento en el que están buscando alimento. Cavan madrigueras bajo el suelo o descansan dentro de charcos de agua o fango para mantenerse frescas durante la parte más cálida del día.
Aunque son característicamente lentas y cautelosas, son capaces de alcanzar una velocidad considerable, especialmente cuando se sienten amenazadas.
Como no tienen depredadores en el atolón, las causas naturales de mortalidad más importantes de estos animales en su hábitat natural son las elevadísimas temperaturas que se alcanzan durante las horas más calurosas del día, así como las caídas en los numerosos agujeros y grietas que hay en el sustrato coralino desigual, de donde no pueden salir. Además, justo es decir que los habitantes de las Seychelles no representan ningún peligro para las tortugas, ya que las respetan, porque las consideran animales totémicos familiares e, incluso, les dan el simpático mote de "reina Malila".
No es una especie que actualmente se encuentre en peligro de extinción, ya que se calcula que aún sobreviven más de 150.000 ejemplares distribuidos de manera desigual en los tres islotes que forman el atolón de Aldabra. Pero las amenazas sobre una única población localizada en un pequeño territorio están presentes y, por lo tanto, se sigue considerando una especie extremadamente frágil.