Dragón de Komodo
El dragón de Komodo, que puede llegar a medir más de 3 metros de longitud y a pesar más de 150 kg, es el saurio más grande del mundo. Tan solo habita en las pequeñas islas de Indonesia de Komodo, Rinca, Flores, Gili Motang y Gili Dasami.
Se mueve con agilidad por el suelo, a pesar de tener un peso considerable (puede correr a 20 km/h en distancias cortas), nada muy bien y es capaz incluso de desplazarse entre islas cercanas cuando las corrientes marinas son favorables.
De alimentación carnívora y carroñera, tiene una saliva bastante tóxica. Es el depredador más poderoso de las islas en las que habita, ya que allí no se encuentran grandes mamíferos cazadores, como los tigres o leopardos.
Programa de Cría
Hábitat Natural
Tan solo habita en las pequeñas islas de Indonesia de Komodo, Rinca, Flores, Gili Motang y Gili Dasami.
Su hábitat natural son las zonas más bien llanas de sabana y el bosque abierto que crecen en estas islas de origen volcánico, clima seco y caluroso, con unos 750 mm de precipitación anual, pero que caen tan solo durante unos tres o cuatro meses, de diciembre a marzo.
- Distribución / Residente
- Reproductor
- Hivernante
- Subespecies
Grado de riesgo
- Extinta
- Extinta en estado salvaje
- En peligro crítico
- En peligro
- Vulnerable
- Casi amenazada
- Preocupación menor
- Datos insuficientes
- No evaluada
Taxonomía
Características físicas
Biología
Reproducción
Biología
En estado salvaje, un dragón de Komodo adulto pesa alrededor de 70 kg, aunque los ejemplares en cautividad pueden llegar a pesar más de 160. Puede superar los 3 m de longitud y tiene una cola tan larga como el cuerpo, así como unos sesenta dientes en forma de sierra, que se cambian a menudo y pueden medir hasta 2,5 cm de largo. Su lengua es larga y de color amarillo, marcadamente bifurcada. Su coloración es gris o pardusca, con diferentes tonalidades verdosas y rojizas por todo el cuerpo.
Su hábitat natural son las zonas más bien llanas de sabana y el bosque abierto que crecen en estas islas de origen volcánico, clima seco y caluroso, con unos 750 mm de precipitación anual, pero que caen tan solo durante unos tres o cuatro meses, de diciembre a marzo.
De alimentación carnívora y carroñera, es el depredador más poderoso de las islas en las que habita, ya que allí no se encuentran grandes mamíferos cazadores, como los tigres o leopardos. Cuando alcanza el estado adulto, puede capturar presas de tamaño tan considerable como ciervos, búfalos acuáticos, cabras o cerdos salvajes, aunque también depreda micromamíferos, aves, huevos, peces, cangrejos e incluso a crías y jóvenes de su propia especie. Caza al acecho, mordiendo a las presas con su poderosa mandíbula y, si la víctima escapa después del ataque, muere a las pocas horas a causa de la infección por las más de 50 bacterias que contiene su saliva. .
Su reproducción es ovípara: después de la cópula, la hembra pone entre veinte y cuarenta huevos en un nido excavado en el suelo, donde nacerán las crías después de siete u ocho meses. Además, pero, es una de las pocas subespecies de vertebrados que se puede reproducir por partenogénesis, un tipo de reproducción asexual en la que las hembras pueden introducir nuevos ejemplares viables sin ser fecundadas por un macho.
Su actividad se desarrolla principalmente a primera hora y a la caída del sol, ya que evita moverse por la noche y durante las horas más calurosas del día, y presenta un marcado comportamiento territorial; los machos defienden un territorio que puede llegar a los 2 km2.
Se mueve con mucha agilidad por el suelo, a pesar de su peso considerable (se ha llegado a registrar una velocidad de 20 km/h en distancias cortas), nada muy bien y es capaz incluso de desplazarse entre islas cercanas cuando las corrientes marinas son favorables, e incluso sube a los árboles con facilidad, sobre todo los ejemplares jóvenes.
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La población actual del dragón de Komodo se estima entre los 5.000 y los 6.000 ejemplares y, a pesar de que más de la mitad viven dentro de los límites del Parque Nacional de Komodo, que incluye la mayoría de las islas habitadas por el animal, todos los estudios elaborados durante las últimas décadas indican una disminución progresiva en los efectivos y en el área de distribución. Los motivos de este descenso son de origen humano: destrucción del hábitat a causa de la transformación de áreas naturales en cultivos, fragmentación de las poblaciones por el aumento progresivo de los núcleos urbanos, disminución de las presas a causa del exceso de caza e incluso la captura de ejemplares para suministrar al tráfico ilegal de animales de compañía.
En cautividad, ya hace unos cuantos años que se ha empezado a alcanzar el éxito en la reproducción en diferentes zoos del mundo, como los de Washington, Cincinnati, Honolulu, Miami o Yakarta. En Europa, por el momento, solo se ha conseguido reproducir en los zoos de Praga, Londres, Chester y Reptilandia, en la isla de Gran Canaria, además de nuestro zoo, que participa en la EEP de la especie, y donde el año 2012 nacieron doce ejemplares de este varano gigante amenazado.