El erizo es un mamífero insectívoro fácilmente identificable por su aspecto, totalmente cubierto de púas. En el Zoo de Barcelona hay una población de erizo oscuro que se empezó a estudiar en el 2007, gracias a la iniciativa de las personas que trabajamos en el zoo. Los ejemplares del zoo y de la Ciutadella forman una población urbana histórica que ha quedado aislada.
Para enriquecer y fortalecer esta población, estimada ahora en unos treinta individuos, de vez en cuando es recomendable liberar nuevos ejemplares para reforzarla desde un punto de vista genético y compensar, así, pérdidas poblacionales ocasionadas por diferentes causas, ya que el intercambio natural, en este caso, es improbable. El único modo de llevar a cabo este reforzamiento poblacional es mediante liberaciones hechas con aclimatación previa.
Esta se lleva a cabo en unas instalaciones diseñadas para que los erizos se acostumbren al nuevo hábitat y lo reconozcan como propio. Al ser liberados una semana más tarde, van reconociendo el entorno y vuelven a la instalación cuando se quieren refugiar.
Poco a poco, los desplazamientos son más largos y, finalmente, encuentran un territorio dentro del parque donde vivir.
Antes de su liberación, se les hace un reconocimiento veterinario y se les marca con unas tiras de colores, y con un transmisor GPS se pueden observar sus recorridos.
El análisis de estos recorridos permite diseñar actuaciones para evitar posibles riesgos para los animales (rampas de recuperación de los fosos con agua, zonas de recuperación en los fosos de los contenedores, pasos en vallas, etcétera) y crear nuevas zonas de refugio, con nuevos protocolos de jardinería y zonas de jardinería zoológica.
La instalación para erizos del zoo puede ejercer perfectamente esta función, pero también puede servir para lo siguiente:
Llevar a cabo tareas de educación ambiental.
Monitorar (con imágenes) y controlar posibles episodios de reproducción.
Hacer estudios de conducta e interacciones entre el erizo oscuro y el erizo claro.
Los erizos liberados provienen del Centro de Recuperación de Fauna de Torreferrussa, fruto de la larga colaboración del Zoo de Barcelona con la asociación Galanthus Natura.
Son animales que han ido a parar al centro de recuperación de fauna y, hasta ahora, cuando los liberaban, había poco éxito de supervivencia. Por este motivo, se ha apostado por la estrategia de aclimatación en el zoo.