Hace pocos días hemos finalizado una nueva etapa de las obras del complejo de la Sabana-Sahel. En esta fase hemos acabado las obras de la parte exterior de la instalación de las jirafas y hemos construido una nueva instalación para las mangostas rayadas. También se ha completado el primer tramo de una pasadera que atravesará toda la Sabana y que permite admirar a los elefantes y a las jirafas desde nuevas perspectivas, incluyendo una vista al dormitorio de estas últimas a través de un gran ventanal. Por último, se han incorporado dos pequeños miradores de los elefantes, uno delante de la instalación de los flamencos de Cuba y otro en una nueva escalera que sube hacia el Bar Sabana a través de una pequeña cueva, donde se pueden ver reproducciones de pinturas rupestres del desierto que muestran la fauna que se puede encontrar en ella.
La instalación ocupada hasta ahora por las mangostas, al lado de los monos araña, será el nuevo hogar de las suricatas, que ganarán en espacio y en número y longitud de galerías y madrigueras.
Las nuevas instalaciones tienen como objetivo la mejora del bienestar de las especies que las habitan, y constituyen un importante recurso pedagógico para explicar las características del ecosistema del Sahel --extremadamente dependiente de un corto período de lluvias y, por lo tanto, muy sensible a los efectos del cambio climático– y los animales que viven en él. También se puede ver una pequeña representación de la flora de la región del Sahel, fruto de la colaboración con el Jardín Botánico de Barcelona, que se irá ampliando a medida que las plantas tengan las dimensiones adecuadas para ser plantadas.
Una vez las jirafas ya se han adaptado a su nuevo espacio y se han trasladado las mangostas gradualmente para garantizar una buena adaptación del grupo, ya podemos invitar a todo el mundo a venir a conocer estos nuevos espacios, que ofrecen puntos de observación espectaculares de la fauna de la sabana.
El Sahel del Zoo
Ubicado en el corazón del Zoo, este gran complejo está dedicado al ecosistema del Sahel, y además de los elefantes, jirafas, leones y mangostas que hemos citado, más adelante irá acogiendo poco a poco a otras especies sahelianas. Desde hace muchos años el Zoo está vinculado a esta zona a través de la participación muy activa en proyectos de conservación y reintroducción de algunas de sus especies más amenazadas, como las gacelas mohor y dorcas, especialmente en Senegal, conjuntamente con el CSIC. Durante los próximos años el Zoo tiene previsto extender estos proyectos a otros países de la región.
El complejo recrea la vegetación y orografía de este ecosistema principalmente llano y con predominio de las acacias, las gramíneas y algunas euforbiáceas, utilizando plantas originarias u otras especies que ayudan a reproducir su paisaje.
El diseño de todas las instalaciones se basa en las necesidades de los animales, y una de sus características comunes es que estos tienen libre acceso a las instalaciones interiores y exteriores siempre que es posible (excepto en períodos de frío o tiempos dedicados a la limpieza u otros aspectos técnicos).
En cuanto a la experiencia del público, este puede observar a los animales, tanto en el interior de sus dormitorios como en las zonas descubiertas, desde las variadas perspectivas que ofrecen los diferentes miradores, y algunos puntos permiten una gran proximidad a los animales siempre que estos quieren acercarse.
En el Sahel solo hay una población de jirafa, en el Níger, de la cual no hay ningún programa de conservación ex situ. Para representarla, el Zoo ha elegido a la jirafa de Rothschild (Giraffa camelopardalis rothschildi), originaria del norte del valle del Rift, porque es una de las subespecies más amenazadas y solo sobreviven unos pocos centenares de ejemplares. El Zoo participa en el programa de conservación ex situ de los zoos europeos (EEP) de la jirafa de Rothschild y está en conversaciones con la Dirección de parques del Níger para la firma de un acuerdo para colaborar también en la conservación de la jirafa saheliana.
En cuanto a las mangostas, su nuevo hábitat dispone de una red de galerías interconectadas, así como de una madriguera visible para el público. El grupo de mangostas se puede ver desde dos niveles diferentes. Uno de ellos, a la altura de la vista, permite una mejor observación de los detalles desarrollados por esta especie para adaptarse a su medio.
Próximas actuaciones:
Ya se han iniciado las obras de la siguiente fase de la Sabana-Sahel, que incluirá la finalización de la pasadera citada anteriormente y la construcción de la zona exterior del nuevo hábitat para leones. Las obras finalizarán en 2019 con la ampliación y naturalización del hábitat para los elefantes.
El Sahel
Se trata de una zona muy extensa de transición entre el desierto del Sáhara y la sabana africana, que atraviesa el continente africano de este a oeste, de vegetación básicamente herbácea, con pocos árboles y arbustos escasos, caracterizada por grandes extensiones generalmente llanas con densidades variables de animales según la región, con poca agua pero con dos estaciones claramente diferenciadas: seca y de lluvias. Los países que comprende son Senegal, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán y Eritrea.
Se trata de un ámbito con muchas amenazas para un importante número de especies como el órix blanco, la gacela mohor, la gacela dorcas, el elefante, la jirafa y la tortuga de espolones, entre otras.
Los elefantes y jirafas del Sahel
En la región de Gourma, en Mali, sobrevive la última población importante de elefantes del Sahel (formada por entre 500 y 700 animales), que es la más septentrional de toda África después de la extinción, en la década de los 80, de los elefantes de las montañas de Assaba, en Mauritania.
Las elefantas del Zoo de Barcelona no son del Sahel, pero son animales que después de una vida nada fácil han encontrado en el Zoo un lugar donde descansar. Hacen la función de embajadoras de este hábitat y permiten explicar a los visitantes del Zoo las características de las diferentes especies que viven en el Sahel y las relaciones que establecen entre ellas y con su entorno natural. De esta manera, ayudan a concienciar al público sobre la necesidad de proteger a sus congéneres en libertad.
En la región de Koure, en el Níger, 60 quilómetros al este de Niamey, la capital del país, se encuentra la última zona donde podemos encontrar jirafas en el Sahel. Se trata de la Giraffa camelopardalis peralta, una subespecie endémica del África occidental. La población de jirafas del Níger cayó a un mínimo de 50 ejemplares en 1984, pero gracias a diferentes proyectos de conservación actualmente su número ha aumentado hasta más de 500. Para poder asegurar la supervivencia de esta población se requieren actuaciones de conservación continuadas, especialmente de reforestación y de compensación de daños a la agricultura, así como de control de la caza furtiva.