Un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Biogeography, y del que se hace eco National Geographic, ha descubierto una adaptación del lobo del Himalaya, que habita en las cumbres de esta cordillera y de la meseta tibetana, por encima de los 4.000 metros de altitud, por lo que viviría en condiciones de baja concentración de oxígeno.
Esta diferenciación genética da más argumentos a los científicos para pedir que deje de considerarse una subespecie de lobo gris (Canis lupus) y constituya la nueva especie Canis himalayensis.
La clasificación de los lobos, como con otro seres vivos, ha sido cuestionada a lo largo de la historia, y más aún con el perfeccionamiento de las técnicas de análisis genético.
Este lobo ha sido estudiado genéticamente desde finales de los noventa, época en la que ya se sugirió que habría que revisar su clasificación, y se aceptó el rango de subespecie (Canis lupus chanco). Ahora, con estos últimos estudios, se propone la reclasificación en rango de especie.
Un cambio de clasificación tendría efectos importantes en su conservación, ya que se convertiría en una especie en peligro crítico de extinción, lo que serviría para impulsar nuevos estudios acerca de un animal del que se tiene poca información —incluso del censo de su población, estimada en unos 350 individuos en 1995 y en unos pocos miles en la zona Tibetana—, e implicaría la elaboración de planes para su recuperación.
El lobo gris, Canis lupus, es considerado uno de los mamíferos terrestres con una mayor distribución en el planeta.
No obstante, a lo largo de los años, ha entrado en peligro de extinción en muchos de sus puntos de distribución. Esta gran distribución histórica supuso su diferenciación en algunos de los territorios; por eso, encontramos diferentes subespecies como la ibérica (Canis lupus signatus).
Actualmente, la UICN describe nueve subespecies de Canis lupus en todo el mundo.