Árbol con la copa piramidal y aspecto ralo. Lo más característico del ginkgo son sus hojas en forma de abanico (las adultas) o bilobuladas (las más jóvenes) que tienen nervadura dicotómica, testimonio de su origen remoto. Las flores no son demasiado aparentes y el fruto desprende muy mal olor, razón por la que se plantan solo ejemplares masculinos.

Se conocen restos fósiles de esta planta desde el Jurásico, momento en el que se produjeron cambios evolutivos importantes en las plantas superiores y desaparecieron muchas especies. El gingko es la única especie que ha sobrevivido hasta nuestros días, aunque solo se conserva salvaje en algunos bosques asiáticos.