Los árboles son parte predominante del ecosistema de los continentes y juegan un papel muy importante en la protección del medio ambiente. Los árboles son los responsables de proporcionar parte del oxígeno que respiramos y de eliminar el dióxido de carbono que provoca el calentamiento de la atmósfera. También ayudan a prevenir la erosión del suelo, ya que sus raíces forman un entramado que aguanta el terreno y evita que éste se desplace con las lluvias. Además proporcionan hogar y alimento para numerosas especies animales.

Los árboles se pueden clasificar en árboles de hoja caduca y árboles de hoja perenne. Los árboles de hoja caduca son aquellos que pierden la totalidad de las hojas durante una parte del año como el castaño, el roble, la morera y el olmo. En cambio, los árboles de hoja perenne son los que mantienen las hojas verdes durante todo el año, ya que se renuevan continuamente. Son ejemplos de ello la encina, el pino, el abeto, el ciprés y el olivo.

Con el paso de los años, el hombre ha utilizado los árboles para sus necesidades: se ha alimentado de sus frutos, ha extraído la madera, ha obtenido medicinas y remedios naturales, etc.