Cazado durante siglos en todo el continente, desapareció de numerosos países en tiempos históricos. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial las últimas poblaciones que todavía quedaban en libertad en Europa Oriental fueron prácticamente exterminadas. En 1919 murió el último bisonte en la región polaca de Bialowieza y, en el año 1927, murió el último ejemplar que vivía en libertad en el Cáucaso. Afortunadamente se consiguió, a partir de los pocos ejemplares cautivos que quedaban repartidos en parques zoológicos de todo el mundo, reintroducirlo en reservas naturales de Polonia (Parque Nacional de Bialowieza), Rusia y otros países del este de Europa, por lo que hoy en día ya no está en inminente peligro de extinción. No obstante, la baja diversidad genética que presenta, fruto de la consanguineidad, lo hace especialmente vulnerable a virus como el de la fiebre aftosa.

Sin duda, el caso del bisonte europeo es un buen ejemplo del papel fundamental que tienen los parques zoológicos en la conservación de las especies que se encuentran en peligro de extinción. Sin su existencia, algunas especies, como el bisonte europeo y muchas otras, hace tiempo que habrían desaparecido totalmente.  El Parque Zoológico de Barcelona participa en el EPP de la especie.